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Ivoryblue, el primer café expreso 100 por 100 marfileño

Félix Houphouët-Boigny es de sobra conocido por ser el padre de la independencia marfileña y el primer presidente del país —desde 1960 hasta su muerte en 1993—. De entre su legado, quizás una de las facetas menos conocidas sea su apuesta por el desarrollo agronómico, especialmente en el sector del café, a través del CNRA (Centro Nacional de Investigación Agronómica) al que le debemos la variedad de café arabusta (Coffea xarabusta). Este híbrido cuenta con las propiedades de sabor y aroma del café arábica —Coffea arabica, originario de África Central— y la fortaleza del robusta —Coffea canephora, proveniente de Etiopía—.

La variedad marfileña, muy apreciada y mejor pagada que sus ascendientes, crece exclusivamente en entornos soleados de entre 400 y 500 metros de altitud en las montañas del oeste del país, en las faldas del monte Nimba, en los alrededores de la ciudad de Man. Es ahí donde André Braud-Mensah, ingeniero en telecomunicaciones y apasionado del mundo del café, se plantó hace dos años para estudiar las posibilidades de esta variedad, hasta la fecha destinada a la exportación a Europa o Norteamérica sin que se transformara ni añadiera valor en Costa de Marfil. Así nació Ivoryblue.

Costa de Marfil resiste como decimotercer productor mundial y tercero africano de café  

Ivoryblue es la marca con la que André Braud-Mensah quiere llevar el café arabusta fabricado en Costa de Marfil al resto del mundo. Para ello, el emprendedor marfileño ha invertido en la construcción de una fábrica a 30 km de Abiyán, la capital económica y principal puerto de Costa de Marfil, en donde torrefacta, muele y encapsula los granos. «Por el momento satisfacemos la demanda local. La emergente clase media marfileña es nuestro objetivo principal», remarca André Braud-Mensah.

Pese a la caída en la cosecha cafetera de los últimos años, amortiguada en la última campaña, Costa de Marfil resiste como decimotercer productor mundial y tercero africano en la cosecha 2016/2017 —con unas 120 000 toneladas anuales, frente a las 228 000 de Uganda y las 396 000 de Etiopía—. De estos granos, solo 4 000 toneladas se dedican anualmente a la demanda interior, que es el objetivo inmediato de la marca gourmet: «Frente a las 300 toneladas producidas actualmente, pretendemos alcanzar las 400 toneladas a corto plazo, el 10% de la demanda marfileña».  

Su estrategia para conseguirlo: reunir la calidad de la materia prima, la sostenibilidad de su cultivo ecológico y el compromiso con la producción local en torno a un producto. Su café, el único en Costa de Marfil que se presenta en forma de cápsulas compatibles con las máquinas de la conocida marca internacional Nespresso, se ofrece además en diferentes variedades, adaptadas al gusto del cliente y a un precio más asequible gracias al proceso de fabricación de los recipientes. A medio plazo, los planes de André Braud-Mensah pasan por ampliar las áreas de proveniencia de su café hasta abarcar las seis regiones cafeteras del país, siempre fiel a su esquema de producción.

Para André es de vital importancia estar en contacto con el productor local, hacerle partícipe y que se beneficie de forma justa de esta industria. Sus proveedores son cooperativas locales, principalmente formadas por mujeres y jóvenes, a las que, además, transfiere la tecnología necesaria para que la recolección y transformación in situ preserve las cualidades del grano. Su cultivo se realiza de forma ecológica, evitando en lo posible el uso de químicos, filosofía que se mantiene también en el proceso de transformación del preciado fruto.

 

Pero, ¿cómo darse a conocer en un mercado dominado por las multinacionales? Ivoryblue quiere dejarse ver en el centro de las grandes ciudades, en áreas frecuentadas por la clase media alta, su principal nicho. Es por ello que en 2016 la joven marca inauguró su primera tienda gourmet en el Plateau, el barrio financiero de Abiyán. «Vamos a comenzar un plan de expansión internacional a partir de 2018, año en el que pretendemos expandirnos a Dakar, Montreal, Londres y Shanghái, por ese orden», comenta André Braud-Mensah. Para ello, la marca ya ha llevado a cabo test para adaptarse a las particularidades de cada mercado, tanto en la subregión como en Europa del Norte, Oriente Próximo, América del Norte o en Asia. Además, a través de su tienda en línea, pretende hacer su producto accesible al resto de clientes, con un servicio de entrega a domicilio que se irá ampliando conforme conquiste mercados. 

Ivoryblue no solo comercializa café gourmet. Entre las líneas de negocio que pretende explotar se encuentran también sus propias máquinas de café —fabricadas con un socio italiano—, los productos de pastelería o los cosméticos a base de subproductos del café. Además, no podía faltar el cacao, del que Costa de Marfil es el primer productor mundial, acaparando el 30% de su cosecha global.

Preguntado por el mayor reto de futuro para la expansión de Ivoryblue, André Braud-Mensah responde sin dudar: «la financiación, que es poco accesible para emprendedores en Costa de Marfil». Consciente y seguro de la calidad de su producto y del buen resultado de su fórmula, André Braud-Mensah quiere mostrar su idea fuera del país con la pretensión de atraer inversores extranjeros o mecenas que quieran apostar por este producto: un café artesano, respetuoso con el medio ambiente, comprometido socialmente y 100% de Costa de Marfil. 

Por Alejandro Dorado Nájera. @DoradoAlex