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Negros en la Unión Soviética

Los hijos de la África soviética en busca de su identidad

«Cuando la gente me pregunta sobre mis orígenes normalmente empiezo diciendo que mi madre es rusa, mi padre ghanés y que nací en Bulgaria», dice la fotógrafa Liz Johnson Artur. «A menudo acaba siendo una larga explicación».  

La explicación suele ser algo así. Como muchos otros estudiantes africanos en la década de los 60, el padre ghanés de Johnson Artur recibió la oportunidad de ir a estudiar a Europa del Este, como parte de los esfuerzos de la Unión Soviética para expandir sus influencias a lo largo del continente africano durante la Guerra Fría. Su estancia en Bulgaria estudiando bioquímica se vio interrumpida 4 años más tarde, cuando todos los estudiantes ghaneses fueron expulsados del país debido a enfrentamientos entre estudiantes africanos y la policía. Para entonces, él ya había conocido a la madre de Johnson Artur, que daría a luz a su hija en 1964, unos meses después de su partida.

Johnson Artur pasó su niñez en Bulgaria y más tarde en Alemania, y en 1990 se estableció en Gran Bretaña. Para su padre fue imposible volver a Bulgaria y ahora reside en Ghana. Johnson conoció por primera vez a su padre en 2010. Tras este encuentro, decidió empezar a documentar las historias de otros rusos con orígenes africanos o caribeños. «La mayoría de rusos negros que he conocido en Moscú y en San Petersburgo han crecido también sin padre. Algunos de ellos se han criado en casas de acogida y tampoco conocieron a sus madres. Pero todos coinciden en que se sienten tan rusos como africanos».

La mayoría de rusos negros que he conocido en Moscú y San Petersburgo han crecido también sin padre
 

La mayoría de sus entrevistados, generalmente se identifican como afrorusos, han vivido casi sin contacto con otras personas negras y comparten escasos lazos culturales o familiares con otros afroamericanos y británicos negros.

«Lo que conocemos sobre la descendencia africana varía de un individuo a otro», dice Johnson Artur. Tienen un denominador común pero sobre todo son  historias de resistencia contra el rechazo que normalmente encuentran las personas negras en Rusia: «Aquellas personas que nacieron y vivieron en Rusia y que luchan por demostrar cada día que también son rusos». La intención de Johnson Artur es que su proyecto visibilice y conecte a la generación de rusos negros que llaman  hogar a este país.

Marie-Therese

marie

Nací en San Petersburgo. Mis padres trabajaban para Naciones Unidas. Mi madre es rusa y la familia de mi padre es de Guadalupe y de la Bretaña francesa. La familia de mi madre abandonó Rusia tras la revolución . Debido al trabajo de mi padre viví en África durante diez años —en la República del Congo, Gabón o Etiopía—. Me mudé a Francia para realizar mis estudios y después de terminar la carrera de derecho me apunté a un programa de intercambio. Me dieron a elegir entre Bangladesh o Rusia. Elegí Rusia y me mudé a San Petersburgo en 1995.

Al principio trabajé como consejera legal sobre derechos humanos. También me gradué en economía así que, cuando el programa de intercambio terminó, yo empecé a dar clases de economía en la universidad.

Vivo con mis 11 gatos en un pequeño apartamento de una sola habitación. No es mucho, pero me gusta mi vida y veo mas oportunidades laborales aquí que en Francia. 

Gera

gera

Nací en Moscú en 1961. Mi padre era un revolucionario cubano que vino a Moscú a estudiar filosofía. Luchó con Fidel Castro y el Che Guevara en Cuba. Cuando cumplí un año, se fue a luchar con el Che a Bolivia. Le vi tan sólo una vez.

Mi madre, mi hermano y yo vivíamos en un pequeñísimo apartamento comunal en Moscú. Cuando cumplí 5 años mi madre enfermó. Se la llevaron al hospital, y a mi hermano y a mí —que es dos años menor— nos llevaron a un orfanato. Pasamos allí 3 años. Cuando yo empecé el colegio volvimos con mi madre.

Mi infancia no fue fácil, pero siempre he estado muy orgullosa de ser negro. Creciendo recibí mucha atención y mucha fue indeseable. Rusia es muy chovinista. La gente negra no gusta demasiado aquí. 

Amina

amina

Nací en Moscú. Mi madre es rusa, pero originalmente asiática —de la República de Tuvá—. Mi padre es nigeriano. Se conocieron en la universidad en Moscú. Justo antes de cumplir los 5 años mi padre se fue y por algún motivo nunca volvió.

Cuando acabe mis estudios también me gustaría irme de Moscú. Estudio en un entorno muy variado y hay muchos extranjeros. Me siento libre y relajada aquí. En el centro de Moscú también me siento a gusto. Pero no suelo ir a las afueras de la ciudad: es un ambiente diferente. Me he acostumbrado a que me miren, pero allí no me siento segura.

Vlada

vlada

Vivo en Moscú desde hace 7 años. La mayoría del tiempo me encuentro bien aquí, pero me gustaría vivir en otro lugar. He viajado a Brasil y a España —la gente allí es diferente, más amable y abierta—. Moscú es una ciudad bonita pero la gente aquí es bastante dura y muy ruidosa. Algunos desconocidos intentan tocarme el pelo y eso no me gusta.

 

Elena y Peter

elena peter

Me llamo Elena. Tengo 55 años y soy la madre de Peter. Vivimos a las afueras de Moscú. Trabajé de cocinera en la embajada de Nigeria, el padre de Peter era diplomático. Siempre supe que el tenía otra familia en Nigeria. Cuando se fue, empezaron mis problemas. Solía encontrar postales pornográficas en mi buzón y cuando salía a pasear con Peter, la gente se asomaba al carrito para ver de que color era. Algunos de mis amigos y familiares me dieron la espalda.

Cuando le envié a la guardería, algunos padres empezaron a quejarse en la guardería por haber aceptado a un niño negro. El personal de la guardería me apoyó mucho pero eso no detuvo a los niños, que decían cosas como «si le tocas con las manos te ensuciará…». Ahora es más fácil ya que es más mayor y se puede defender solo.

Hace dos años gané dos billetes de avión a Nigeria. Nos quedamos con el padre de Peter, su mujer y sus hijos. Fue genial. Nos recibieron muy bien en su casa. Tengo muy buenos recuerdos de nuestra visita y fue muy bueno para Peter conocer a sus hermanos y hermanas.

George

george

Llegué a Rusia hace 10 años desde el Congo para estudiar ingeniería, pero mi amor por las artes marciales tomo el testigo. Cuando llegué a San Petersburgo ya había tenido un hijo con una mujer rusa. Necesitaba encontrar trabajo, así que me puse a dar clases de artes marciales. Rusia me trató bien: me permitió abrir mi propio estudio de artes marciales. Nunca podría haberlo hecho en el Congo.

Durante 2004 hubo muchos ataques racistas en San Petersburgo. Después de la muerte de un estudiante africano organizamos una manifestación en la ciudad. Hablé en el mitin y justo después los servicios de seguridad del estado ruso (FSB) me detuvieron durante dos días, interrogándome sobre mis actividades. Pero no tengo resentimientos: se necesita tiempo para que cambie la mentalidad de la gente. También intenté unirme a los FSB. Aprobé los exámenes, pero no me aceptaron. Soy un cabezota y solicité de nuevo entrar en una unidad diferente. Ahora trabajo para ellos de manera voluntaria.

Quiero demostrar mi agradecimiento por lo que Rusia me ha dado . Para mi esa es la mejor manera de cambiar la opinión de los rusos hacia mí y otras personas negras.

 

Iván

ivan

Mi madre es rusa y mi padre es de Malí. Vivía con mi madre pero no nos llevábamos bien. Ella no me entendía. Solía irme de casa a menudo, pero siempre me encontraba y me obligaba a volver. Cuando no pude soportarlo más me mudé con mi abuela, pero la situación no mejoró.

La mayoría de cosas que aprendí, las aprendí en la calle: los niños me incitaban a pelearme y yo me defendía. Cuando entré en el ejército me aseguré de que nadie me molestase. Al salir del ejército estaba enganchado a las drogas y cuando volví a Moscú acabé en la calle. Fue muy duro pero también me hizo mas decidido. Me desenganché y descubrí el boxeo. Incluso llegué a tener un programa de televisión.

Me he planteado irme muchas veces. Pero también he trabajado duro para estar donde estoy ahora. No quiero renunciar a todo eso.

Artículo aparecido en 2016, escrito por Nadia Beard (@NadiaWBeard), redactora jefe del Calvert Journal. Cedido por The Calvert Journal.

Fotografía: Liz Johnson Artur. http://www.lizjohnsonartur.co.uk/

Traducción: Yolanda Moreno Bello.