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Caballo Bereber, de campo de batalla al campo de polo en 50 años

Caballos bereber / WikiCommons

Por Marta Pindado

La raza de caballo Bereber es una de las más antiguas del mundo, procedente del norte de África, principalmente de Argelia y Marruecos; esta raza de caballos era utilizada por las tribus norteafricanas como animales de combate y su presencia en los campos de batalla del norte de África, Europa y Oriente Medio se puede rastrear casi desde el Imperio Romano hasta el siglo XX. Pero en el siglo XX, la llegada de la mecánica y la maquinaria casi les lleva a la extinción, y esta raza de caballos ha tenido que hacer lo que mejor ha hecho a lo largo de la historia: adaptarse.

Cuando el ejército del Califato árabe  llegó a Oriente Medio, sus caballos de raza árabe empezaron a mezclarse con la raza bereber, de los cuales surgieron tres líneas de sangre diferente- caballos berberiscos, árabes puros y los mixtos. Fue una raza muy apreciada por los conquistadores musulmanes que siguieron su expansión hacia España y Francia. Con el paso de los años los equinos del norte de África se exportaron a Europa.

Hasta 1950, la raza de caballos bereber tenía muchos ejemplares, pero después de dicha fecha empezaron a disminuir los ejemplares puros. A mediados del siglo XX la raza sufrió un declive en su crianza y en su población de ejemplares puros.La revolución de las técnicas militares de principios del siglo XX provocaron el progresivo desuso de las caballería en los ejércitos, por lo que se empezó a perder el uso principal de los caballos bereberes. Esta raza llegó a estar en peligro, ya que tampoco había muchas expansiones agrícolas en las que pudiesen trabajar o ser usados. Por suerte para el famoso caballo norteafricano, en 1987 se fundó en Argelia la Organisation Mondiale du Cheval Barbe (Organización Mundial del Caballo Bereber, en francés), para que la raza no desapareciese y por lo tanto poder preservarla.

El caballo bereber y sus primos andaluces y árabes

Berber blanco / Wikimedia Commons

El caballo bereber es bastante similar al árabe, sin embargo, tienen unas pequeñas diferencias. La raza bereber tiene las patas traseras más largas que las delanteras ya que estos caballos debían tener una resistencia, velocidad y arranque por encima de lo normal, ya que eran usados como monturas de guerra, caza y trabajo. El caballo bereber fue cambiando y adaptándose, por lo que depende de donde haya evolucionado el caballo, sus características cambian. Cuanto más al este, más grandes y robustos son, su alzada sería de entre 145 cm y 155 cm. 

Los caballos bereberes que tenemos hoy siguen teniendo en común con sus ancestros su cabeza larga y cráneo estrecho y su cola inclinada y más bien baja. El caballo bereber y el caballo árabe también son parientes cercanos, tanto que tienen una estrecha relación en la forma de crianza por lo que mucha gente suele pensar que son iguales, sin embargo, son muy distintos y son claras las diferencias entre ellos., Las más evidentes son: como la forma de su grupa y la de su cabeza.;Por un lado, el ya que la cabeza del caballo bereber tiene la cabeza es más convexa, mientras que el caballo árabe tiene una grupa más horizontal entre sus patas delanteras y traseras. 

La raza bereber también está emparentada con el caballo andaluz. Es más, en general, los caballos ibéricos tuvieron mucha relación con los africanos durante épocas prehistóricas. Si a esto le añadimos la época de la presencia musulmana en España, tiene sentido que ambas razas tengan relación”, explican desde la Yeguada del Hierro del Bocado, una de las más conocidas de España.

Pero los cambios no han sido solo a nivel morfológico, la crisis de mediados del siglo XX  provocó un cambio de casi 180 grados en las actividades que realizan los caballos bereberes en el siglo XXI. Tras la progresiva desaparición del uso militar de la caballería, la raza equina más famosa del norte de África ha encontrado nuevos nichos en los que florecer. Siguen siendo animales muy cotizados, solo que ahora son el compañero ideal para deportes, como carreras de caballos o polo, por su estupenda destreza física, y para su cría y exhibición. Hoy en día principalmente se crían en Argelia, Marruecos, el sur de África y España

Una raza muy especial por sus cuidados y aguante

Bettina Niedermayr / Pinterest

“El gran hándicap de estos ejemplares es que son muy delicados. Tienen las patas muy sensibles y hay que cuidarlas más de lo normal, ya que son muy finas en comparación con su cuerpo y el peso que llegan a soportar, por lo que en algunos caballos de esta raza es aconsejable no herrarles, todo lo contrario a lo que pasa con otras razas que necesitan de las herraduras para que no sufran las patas”, explican desde la Yeguada del Hierro del Bocado.

El  hábitat semidesértico del que salieron estos caballos les confirió algunas características singulares. Eran capaces de estar varios días sin beber ni orinar gracias a su condición física, lo que aumentaba su capacidad de adaptarse a terrenos sumamente hostiles. Sin embargo, esta raza no es querida en todo África, ya que en Namibia hay gente que cree que es una especie invasora que ha creado desequilibrios medioambientales importantes.

Esta raza milenaria ha sobrevivido a múltiples cambios, el último, en la segunda mitad del siglo XX, le ha llevado de ser un caballo de guerra a ser un caballo muy solicitado para la doma y el deporte debido a sus físico, su buen carácter y que requieren poca educación.