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Los bancos islámicos en África: una alternativa al desarrollo socioeconómico

El banco islámico es un sistema de finanza fundado sobre los principios de la charía (el camino para respetar la ley de Dios). Una institución bancaria con una característica esencial: contribuir al cumplimiento de los objetivos de desarrollo económico y social.

 

La base ideológica y cultural de los BIS (Bancos islámicos) emana del principio de la designación de un sucesor, lo que exige que solo Dios sea el poseedor del dinero y que el hombre lo posea por procuración, pudiendo disponer de él únicamente por la voluntad del todo poderoso. La meta es ayudar tanto a los países miembros, como a las comunidades islámicas en sus actividades económicas, respetando los valores impuestos por la charía.

 

Los principales bancos islámicos presentes en África

 

El mayor banco islámico del mundo, el Bank Melli de Irán, un país donde todos los banco respetan la charía en virtud de la ley sobre los servicios

bancarios adoptados en 1983. En el Norte de África los servicios bancarios islámicos tienen más oportunidad de desarrollarse por su población perteneciendo mayoritariamente a la religión musulmana. Sudán sigue siendo el mercado líder con veintidós bancos islámicos, teniendo cerca de diez mil millones de activos conformes a la charía. Este país emitió las primeras obligaciones islámicas (sukuk) en 2007.

 
El banco islámico es un sistema de finanza fundado sobre los principios de la charía, el camino para respetar la ley de Dios

 

En lo que se refiere a los principales BIS del Norte de África, Egipto tiene la más larga experiencia en servicios bancarios y de las finanzas islámicas con Faisal Islamic, el Banco Nacional de Egipto, luego con el Al Baraka y el banco Misr. El banco islámico Al Baraka en Argelia fue creado en 1991 y es el primer establecimiento bancario con capital mixto y privado.  En 1983 se creó Al Baraka en Túnez, y, en 1985 Al Wava en Mauritania.

Todos estos bancos islámicos participan activamente en el desarrollo económico financiando sectores vitales (transporte urbano, pequeñas y medianas empresas, comercios, servicios).

En África Subsahariana hay una BIS en Senegal, la cual pretende darse una posición de actor principal en el mercado bancario senegalés, aliando ética y buenos resultados y así contribuyendo al desarrollo económico y social del país. El BIS de la República de Guinea fue creado en 1983 y BINCI (Banco Islámico de Níger para el Comercio y la Inversión) en 1997.

 

El concepto del banco islámico y su impacto en la sociedad

 

El banco islámico se define como una institución bancaria que ni toma ni da intereses. Al contrario que los bancos tradicionales occidentales, los BIS reciben y conservan el dinero de sus clientes sin ninguna obligación ni compromiso de dar un beneficio fijo y determinado para devolver un préstamo, ningún interés es descontado de este dinero. Los BIS rechazan a usar este medio, emplean sus propios recursos sobre las operaciones de inversiones reales ya sean independiente o en participación con los que solicitan préstamos. Los BIS practican la actividad bancaria y la inversión según las enseñanzas del Islam y se someten al control de la ley islámica. Su papel es ofrecer una alternativa ética aplicando esos principios a la actividad financiera de sus clientes, usando unos métodos compatibles a la charía. Dicho esto, para permanecer en la legalidad islámica, los BIS han desarrollado unos mecanismos jurídicos y financieros para evitar la prohibición del préstamo con intereses y de todas las transacciones que se refiere a estos intereses.

Estas transacciones se basan en unos conceptos llamados: mourabaha, moudaraba, mousharaka, istina’a e ijira:

 

Mourabaha es un contrato, por el cual un cliente que desee adquirir unos productos o bienes, pide al banco comprárselos para luego volver a vendérselos al precio de coste aumentado con un margen de beneficio. Es una técnica de financiación que se parece al alquiler con opción a compra o a la venta a disposición. Gracias a la mourabaha, el BIS ofrece a sus clientes un producto de financiación que, respetando sus principios, les permite financiar tanto sus necesidades de explotación (stocks, materias, productos intermediarios) como sus inversiones.

 

Moudaraba es otorgado a los clientes que gozan de una buena moralidad y de un control perfecto de sus campos de actividad, pero que no disponen de recursos financieros que les permitan explotar sus conocimientos.

 

Mousharaka es una formula de financiación participativa. El banco y el cliente participan juntos a la financiación de una operación y asumen conjuntamente el riesgo de prorrateo de su participación. Los beneficios y las pérdidas se reparten entre el cliente y el banco sobre un acuerdo de ambas partes.

 

Istina’a es un contrato de empresa, una persona pide a otra que le construya o le fabrique una obra mediante una remuneración pagada por adelantado, de manera fraccionada o al finalizar la obra. Permite financiar la construcción de equipamiento de producción, de transporte y de consumo bajo petición de los usuarios y/o comerciantes.

 

Ijira consiste en adquirir a través del banco unos bienes que pone a disposición del cliente en alquiler, en este caso el banco percibe un alquiler por el servicio prestado.

 

El banco islámico se define como una institución bancaria que ni toma ni da intereses. Al contrario que los bancos tradicionales occidentales, los BIS reciben y conservan el dinero de sus clientes sin ninguna obligación ni compromiso de dar un beneficio fijo y determinado para devolver un préstamo

 

Estas instituciones tienen como misión proteger a la sociedad y preservar sus bienes y sus intereses. Esta finanza está de acuerdo con los derechos musulmanes basados sobre dos criterios: la prohibición del interés y la responsabilidad social de la inversión. La activad social es considerada entre los sectores no tradicionales, donde los BIS han desempeñado un papel eminente tanto en las inversiones directas como indirectas de dichos sectores, ya que favorecen los proyectos que van a satisfacer las necesidades financieras de los pobres, relaciona la rentabilidad financiera de una inversión con los resultados del proyecto concreto asociado. Los BIS no financian las actividades que dañan a la sociedad porque deben de obedecer a las prerrogativas del islam, las cuales prohíben todas las acciones profanas o perversas.

 

Estos servicios bancarios adaptados a los clientes tienen un mayor efecto en el desarrollo económico. Los servicios islámicos aportan una contribución a las actividades gracias al sukuk (son las emisiones de obligaciones islámicas) que permiten asegurar e invertir la financiación de los proyectos a fin de incrementar el desarrollo económico.

Los BIS tienen un impacto muy positivo sobre la sociedad, colocan sus ventajas al alcance tanto de la población islámica como de la no musulmana siempre que sea capaz de respetar la ley de la charía —de hecho los bancos islámicos no se limitan a la población musulmana. La clientela debe de seguir los fundamentos del sistema y los principios generales que rigen los productos actualmente comercializados en los bancos, tales como el halal (lo que está autorizado).

 

Por Angélique Philippy.